domingo, 9 de diciembre de 2012

FRÍO




Ya no queda espacio para el poema

porque ya no queda nada del alma
y entre jirones grises sólo surgen
las luces del invierno

ya no queda tiempo para vernos

ya no hay ningún espejo
que nos guarde memoria
estamos solos en el universo deshabitado

los ecos de los viejos poemas

tampoco han resistido
pues no hay visión
ni forma que albergue la metáfora:

sola, insonora

ni siquiera escondida
ni viva ni muerta
la palabra

sin tanto esperar nos dice

señala un punto que,
lejos del instante,
parece haberse ido

¿Dónde estabas tú entonces

mientras yo te miraba,
cuando los días se fueron?
¿Dónde estabas tú?

¿Dónde estaba yo cuando te miraba?

¿Quién era yo entonces? ¿Quién soy hoy?
Mientras se acerca el magrib
las respuestas se agolpan tras la ventana.

Yo quise alumbrar este poema

como canto imposible y final de una quimera
como el humilde reconocimiento de un vacío
de una realidad viva y ahora escrita

yo quise entregarte esta conciencia

por ser leal a una humana visión
fiel a una misteriosa palabra
que un día me hizo surgir a la existencia
...

Yo quise seguir enamorada

perdida entre los pensamientos
como una hoja que crece y cae al suelo
recitando el cántico de las estaciones

La creación surge para nosotros

como regalo del Dador
como un poema que al surgir
hiere nuestros oídos

tiñe nuestros ojos atónitos

entre todos los colores soñados
paisajes que un día nos señalaron
los horizontes de nuestro recuerdo

Gracias por abrir esta brecha

y hacer surgir de ella las palabras
mientras los ojos húmedos de lágrimas
aprenden de nuevo a regresar.



Hashim Cabrera (Poema2)  
Fotografía: Marta Ruiz Vera

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